Foto: Juan Medrano Ch. |
El festival
con Paco Céspedes y El Yeta quedó en el papel. El escaso público que acudió a
la plaza se sintió estafado y con fiscal y policías exigió la devolución de su
dinero. Al final solo se presentaron los cómicos. Pena, pues la fiesta de San
Roque en diciembre había entrado desde hace dos temporadas por la puerta grande
del calendario taurino nacional…
Hace dos temporadas el
señor Wilmer Orrego revivió la antigua festividad de San Roque brindando al
santo patrono dos corridas de toros en diciembre. La gente retornó a la plaza y
de resultas la temporada pasada los cruceños volvieron a empaparse de afición.
Desde
entonces esperan aquel mes para ver toros. Esta vez, aunque sin el
estruendo de años anteriores, se anunciaron toros por San Roque pero el chasco
fue tremendo...
El domingo 28 de
diciembre el festival donde estaban anunciados los matadores de toros nacionales
Paco Céspedes y César Bazán El Yeta fue suspendido por mal tiempo y postergado
para el siguiente día. El lunes hubo sol
pero la asistencia fue misérrima. El comité había tercerizado el festejo a los
hermanos Yamunaqué, quienes anunciaron por altoparlantes “que dado el bajo
nivel de asistencia no se matarían los dos toros anunciados y sólo actuarían
los toreros cómicos…”
La gente se indignó y
los pagantes reclamaron a viva voz el dinero de las entradas. Apareció un
fiscal de prevención del delito y dispuso la devolución total del valor de cada
boleto. Tras momentos de gran tensión se acordó devolver la mitad de la
localidad; y por el valor de la otra mitad (S/. 10.00) actuaría la cuadrilla
cómica. El espectáculo inició pasadas las dos de la tarde en medio del malestar
de los escasos asistentes a la plaza “28 de Setiembre”.
Lección para los
soberbios y para aquellos que creen saberlo todo. El mundo del toro está
plagado de irresponsables que ofrecen todo tipo de espectáculos sin contar con
la solvencia que los acredite como empresarios taurinos. De ello tenemos muchos
ejemplos. El próximo comité tiene una ardua tarea: Recuperar la confianza de
los buenos aficionados que hay en aquella hermosa ciudad cajamarquina.
(Desde Santa Cruz,
Cajamarca, textos y fotos de Juan Medrano Chavarría)
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