El mal juego
del ganado echó al trasto los buenos augurios de la afición caravileña. El
sampedrano de Cubas tuvo algún atisbo y por allí el huancaíno construyó faena
de orejas que las perdió tras pinchar. Serna tragó lo más duro y dio una vuelta
al ruedo…
La fiesta es así.
Desapasiona cuando menos se espera. Y ayer, luego de la gran tarde inaugural,
nos llevamos un fiasco por el inesperado juego del ganado; faltos de ritmo,
cadencia y compás; sólo arrollando como en estampida. Empero, el corrido 4°
bueno de capote pero en la muleta se paró y sólo un alquimista como Cubas pudo
someterlo, -muy quieto él- gustándose y pergeñando tandas por el pitón derecho
que el público agradeció.
Los dos de Navarrete
también desepcionaron, aunque el descompuesto 1° a momentos se dejaba torear.
Serna le puso voluntad pero no fue
suficiente porque especialmente el 5° fue una alimaña con un poder
inquebrantable que vendió cara su muerte, salvándose alguno de ir a la
enfermería.
El público no rompió en
alegría y se la pasó esperanzado en que algún cornúpeta cambiara la historia,
cosa que no sucedió. En tarde soleada y con plaza llena se jugaron cinco
ejemplares de San Pedro, 4° y 5°; Navarrete, 1° y 2°, y Colorado, 3°,
descastados y de escaso juego.
Emilio Serna (Azul
noche y Oro) Pinchazo y estocada delantera y caída, vuelta al ruedo. Estocada
baja, media estocada traserilla, descabellos, silencio. Estocada desprendida,
descabellos, palmas tras un aviso.
Juan Carlos Cubas
(Corinto y Oro) Estocada desprendida, descabellos, silencio. Cuatro pinchazos
arriba, descabello, palmas tras un aviso.
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