A la vera de
la Panamericana Sur, entre viñedos y esparragales, pastan los bravos de El
Rosario, la nueva ganadería fundada por Alfonso de Lima. Ayer disfrutamos de un
agradable día de campo con el tentadero de rigor y los infaltables aromas y
sabores de la comida chinchana.
De pequeño iba a Acho y
soñaba ser torero. Transcurrido el tiempo se hizo torero y un día traspuso en
volandas el umbral de la bicentenaria. Hace poco contrajo nupcias y hoy ha
cumplido el sueño mayor de convertirse en ganadero de bravo. Grandes logros en
corto tiempo, junto a sus padres, abuelo y hermanos. No le ha podido ir mejor
al rubio torero, que ayer hizo de gran anfitrión en su acogedora finca ubicada
en el kilómetro 213 al sur de Lima.
Con el auspicio del
ganadero don Roberto Puga, de
quien adquirió una punta de vacas de buena nota,
Foncho junto a su abuelo y hermano han formado El Rosario, cuyo hierro y divisa
presentaron ayer en agradable jornada donde se tentaron tres vaquillas y
herraron los primeros productos de la flamante ganadería.
Muy ameno resultó el
recorrido por las instalaciones, cercados y potreros, donde apreciamos el
especial cuidado que se brinda a los bravos que disfrutan del solaz y la
tranquilidad del campo. Retornamos al caer la tarde. Atrás quedó una
inolvidable jornada de vivencias y experiencias y muy agradecidos por la
calidez de los anfitriones.
(Textos y fotos: Juan Medrano Chavarría)
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