Le hizo faena
de gusto a un castaño que duró lo que un suspiro. Las reses de don Aníbal
Vásquez se dejaron torear, pero carecieron de bravura y transmisión. Los
toreros hicieron de enfermeros y remontaron una tarde -que por el agua y los
charcos-, no presagiaba la grandeza de su epílogo.
La ciudad ancashina de
Ticapampa, antiguo emporio minero donde se sirvió por primera vez nuestra
bebida de bandera el Pisco Sour, es una de las abanderadas en la defensa de la
fiesta de los toros. Sus autoridades la declararon Ciudad Taurina y su feria en
honor a la Virgen del Pilar
se celebra cada temporada a mediados de octubre; por
su organización y seriedad, es una de las más formales del Callejón de Huaylas.
Esta vez la lluvia
mermó algunas voluntades; un matador dijo que no torearía por el estado del
albero, cuando su compañero había despachado ya al 1°en plena lluvia. Con razón
o no, le puso corazón y desistió de su propósito cuando la gente se dio cuenta
del tema y le estalló la bronca.
Los cuatro toros de La
Viña de Paiján tuvieron volumen pero adolecieron de casta, orientándose hacia
tablas; dos se dejaron torear pero el nervio corrió por cuenta de sus
lidiadores. El 2° de Cubas careció de son en el capote pero tuvo un arrebato de
nobleza que el torero aprovechó para regalar los mejores muletazos de la tarde;
al punto que la gente se emocionó y jaleó la inspiración del huancaíno.
A Torres Jerez le vino
bien el jabonero que hizo 2°, codicioso y con clasecita por el pitón derecho.
Por allí los muletazos fluyeron aseados y al matarlo contundente se ganó los
trofeos. El 4° duró apenas cuatro muletazos e imposible sacarlo de las tablas.
Ficha. Miércoles 14 de
octubre de 2015. Tarde nublada con lluvia intermitente. Plaza llena. Reses de
La Viña de Paiján. Juan Carlos Cubas (Lila y Oro) Pinchazo, media estocada
tendida y trasera, palmas. Estocada delantera y caída, dos orejas. Torres Jerez
(Primera Comunión y Oro) Estocada trasera y caída, dos orejas. Estocada baja,
silencio.
En la primera tarde,
martes día 13 de octubre, los toros fueron del mismo hierro y también saltaron
descastados y arropándose en tablas. Solo sirvió el corrido 3°, un noble
jabonero al que Paco Céspedes hizo faena derechista que pudo haber sido de
triunfo de no haberlo pinchado reiteradamente. El venezolano Fabio Castañeda le
cortó una oreja al 2°, uno rajado sin clase al que despachó con un espadazo. El
4° fue un imposible que por su comportamiento semejaba un morucho. Tras
pincharlo escuchó los tres avisos y se ganó una bronca.
(Desde
Ticapampa, Ancash, textos y fotos de Juan Medrano)
No hay comentarios:
Publicar un comentario