Triunfó la terna, pero Cubas prefirió salir a pie. Tres de seis se dejaron torear y el 1°, de Camponuevo, tuvo más de 30 muletazos que el caldense Pardo disfrutó. El Centinela también tuvo cierta importancia mientras el de Salagual transmitió emociones. Sólo el lote del huancaíno saltó a contraestilo y tuvo apenas cuatro embestidas a modo de cumplido.
Impresionante afición la de estos pueblos allende la costa de Huaral, ubicados por encima de los 2,500 metros de altitud, en una región de poco tránsito pero densa vegetación, donde prevalecen los frutales y más arriba los pastos y cultivos de panllevar.
Santa Cruz de Andamarca es parte de aquel interesante circuito de taurinísimos pueblos como Pacaraos, Santa Catalina y Ravira, donde cada temporada se dan festejos formales con picadores y terna de espadas. Los cruceños celebran en octubre al Señor de los Milagros y el último martes el señor mayordomo , la Peña Casta Crucina y ocasionales colaboradores, obsequiaron a su benefactor una corrida de toros con reses de tres distintas ganaderías.
Las cuadrillas desfilan al son del huayno Santa Cruz de Andamarca, del inmortal Picaflor de los Andes, que los crucinos han adoptado como himno. La plaza es de material noble y la entrada es gratuita. La gente disfruta en los tendidos con los rodeos, huaynos y mulizas que interpretan las bandas de músicos venidas desde el vecino departamento de Junín. Salta el primer toro que lleva en el lomo la divisa morado y oro de Camponuevo. Tiene fijeza y voltea pronto encelándose en el capote de Cristóbal Pardo. Observa nobleza y su embestida gusta al torero, que lo lancea todavía sin confiarse. En la muleta ha quedado claro la buena condición del animal y se dobla por bajo muy toreramente, yendo a más y repitiendo con cadencia las embestidas. Los dos lados tienen idénticas características y el torero torea reposado sobre ambas manos. Contamos treinta y tres muletazos hasta que el toro renunció a la pelea. La estocada cayó delantera pero la rápida muerte del animal generó el unánime pedido de la gente y el caldense paseó el primer trofeo de la tarde. El 4°, con el hierro de Salagual, tuvo codicia, transmisión y un buen pitón izquierdo que Pardo aprovechó hasta cuando decidió hacer el toreo de efectos, que le dio resultados y pronto le otorgaron las dos orejas del revejido animal.
Serna disfrutó reposado de la buena condición del 2°, en lances templados y muletazos –primero de mando-, y luego relajado. No vimos bravura pero sí nobleza y repetición suficientes para que el torero lograra estructurar faena y ser premiado con un apéndice. El 5° amagó importancia pero tras los primeros lances cantó su verdadera condición, orientándose a tablas y rebuscando por abajo. Lo mató con determinación y afloraron los dos pañuelos allá arriba. Lo de Cubas fue una pena, porque a este torero le importa más el mostrarse, tal cual, que sumar apéndices. Pero sucede que el huancaíno vino a cuajar y los sampedros se echaron para atrás. El 3° se arropó luego del brevísimo encontrón con el piquero; en tanto el 6°, a pesar de la porfía del torero, apenas se
empleó en seis muletazos donde Juan mostró su dimensión y el concepto que despliega en cada una de sus presentaciones. La espada cayó delantera y tendida y el juez, aplicando el mismo rasero, echó los pañuelos por delante.
Ficha. Martes día 18 de octubre de 2016. Soleadísima tarde con lleno hasta las banderas. Reses de Camponuevo, 1°, Centinela, 2°, Salagual, 4°, y San Pedro, 3°, 5° y 6°, de diferente presentación y juego, destacando el Camponuevo que hizo 1° y el Salagual corrido 4°. Cristóbal Pardo (Sangre de Toro y Oro) Estocada delantera y caída, oreja. Estocada delantera y caída, dos orejas. Emilio Serna (Grana y Oro en Azabache) Pinchazo, estocada delantera y desprendida, oreja. Estocada caída, dos orejas. Juan Carlos Cubas (Grana y Oro) Pinchazo, estocada caída, palmas. Estocada delantera y tendida, dos orejas.
(Desde Santa Cruz de Andamarca, Huaral, Lima, Juan Medrano Chavarría)
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